"HISTORIA DE UN AGUARDIENTE ARTESANAL"
La Peña, Cundinamarca es un municipio ubicado en la región del Gualivá, con una temperatura promedio de 27 grados centígrados. Es un municipio donde los cultivos de caña para la elaboración de panela son la principal fuente de ingresos de los campesinos que trabajan la tierra en esta región. Estas labores son realizadas principalmente por hombres debido a su exigencia física, e incluyen actividades como: desyerbe y deshoje de cultivos, corte de caña, cargue de caña a lomo de mula, prensado de caña en los trapiches y procesamiento de jugos en calderas de acero inoxidable, entre otros.
Una actividad especial que tiende a desaparecer es la elaboración de licores artesanales derivados de la caña en alambiques artesanales. Esta actividad era realizada por mujeres de la región y les permitía obtener ingresos para su sustento diario y el de sus familias. En estos alambiques se elaboraba el famoso y tradicional «CHIRRINCHE» y el «TAPETUSA», licores elaborados de forma muy artesanal, a los cuales se les incorporaban frutas de la región como piña, naranja, limón y otras frutales que ayudaban a darles un sabor especial y diferente a estas bebidas.
Estos licores eran consumidos por los trabajadores de la región, especialmente durante las famosas moliendas de los trapiches paneleros, que tenían largas jornadas de trabajo de 18 horas, comenzando desde las 12 de la noche hasta las 5:00 p.m. del mismo día. En las madrugadas, algunos trabajadores se daban su «calentadita» con estos licores.
El consumo de estos licores elaborados en la región también se realizaba en reuniones familiares o eventos propios de las tertulias agropecuarias o campesinas.
Esta elaboración de licores artesanales era propia de las madres y abuelas campesinas, y muy poco ha trascendido en las generaciones actuales, adicionalmente porque no se tenía legalizada esta actividad en el campo.
Recordando esas historias contadas por algunos campesinos y mi madre Susana, se generó la inquietud de: ¿por qué no se puede elaborar un licor a base de caña en la finca La Azucena, aprovechando los cultivos de caña y el trapiche que por más de 60 años estuvo en funcionamiento en esa finca?
Isaías, un apasionado por el campo, nacido en la finca La Azucena y quien a sus 20 años emigró a la ciudad de Bogotá, donde se graduó como administrador de empresas y especialista en gerencia y dirección de organizaciones, junto a su amigo Mauricio, ingeniero químico experto en procesos de destilación, en uno de esos «PLACERES» de la vida —una reunión de amigos tomándose unos tragos en la ciudad de Bogotá— maduraron la idea de elaborar un aguardiente artesanal en la finca La Azucena, aprovechando la materia prima y la infraestructura de la finca. Este aguardiente debía conservar los aromas y sabores de esos licores ancestrales que mantuvieran la esencia de la región.
PLACERES no solo representa un voto por la calidad y autenticidad, sino que también está inspirado en las familias cultivadoras de caña y los trabajadores de los trapiches paneleros.
PLACERES es una bebida que inspira a celebrar la vida, los buenos momentos, ofreciendo a los consumidores una experiencia única en cada sorbo. ¡Salud!
«PLACERES«, representado por ese aguardiente, también es una forma de retribuirle al campo donde nací, donde crecí, donde estudié mi primaria, bachillerato y donde también se pueden hacer grandes proyectos e iniciativas.